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viernes, 9 de julio de 2021

Resplandor

 Ya está disponible en Amazon la segunda edición de Resplandor






A finales del siglo cuarto (399 d. C.), el monje chino Fa Hsien partió de Chang-han y, en compañía de otros monjes, se dirigió a la India en busca del libro de disciplina del budismo. Bordearon la región del Tibet, atravesaron el desierto y siguieron hacia el Oeste, hasta lo que hoy son Afganistán y Pakistán. Luego descendieron a la región norte de la India y sur del Himalaya. Allí visitaron los lugares donde mil años atrás había transcurrido la vida de Siddhartha Gautama, el Buda.
Fa Hsien realizó en solitario la parte final de su periplo. Atravesó más de treinta países, su viaje se prolongó por catorce años, y los libros que obtuvo fueron fundamentales para el auge del budismo en el extremo Oriente.
Resplandor cuenta la historia del Buda y del viaje de Fa Hsien. Aquí están los pueblos y gentes que el monje encontró, las condiciones extremas de su viaje y sus visitas a los sitios sagrados. Aquí también está la aventura de un viajero contemporáneo que tiene la intención de morir en Sri Lanka y recorre los sitios donde diecisiete siglos antes estuvo Fa Hsien.
La determinación admirable de un monje que buscaba un libro y los aportes del budismo para el entendimiento de la experiencia humana son los temas centrales de esta historia que abarca dos mil quinientos años
.







domingo, 4 de julio de 2021

La mujer de blanco

Revisando una nueva edición de Resplandor
vuelvo a encontrarme con momentos de una extraña belleza.




Al salir del edificio, el viajero vio pasar a una mujer de traje blanco. Sintió por un momento que acababa de salir de alguna de las pinturas. Quiso seguirla, pero Prax lo llamó para que fueran a la pagoda. Mientras se alejaban se volvió a buscarla. No pudo verla. Había desaparecido.

La pagoda tenía unos cinco metros de alto y su forma era como de campana o de tazón invertido. La coronaba una especie de columna terminada en punta y la rodeaban cuatro réplicas pequeñas con altares. Prax le explicó que en todos los templos encontraría una construcción similar, y que en su interior solían estar guardadas las reliquias más valiosas.

Luego caminaron veinte pasos al Norte, en dirección al árbol. Los altares parecían servirle de maceta. Prax le explicó que el árbol también era infaltable en todos los santuarios y que representaba el lugar donde el Buda alcanzó el Nirvana. Antes de entrar al espacio del árbol, Prax señaló en el suelo la piedra lunar. Le dijo que vería en muchos templos ese semicírculo de piedra que marcaba la entrada a los sitios sagrados. Esta piedra lunar parecía un sol negro y pequeño extendiendo sus rayos.

Una mujer de aspecto humilde daba vueltas en torno a la enorme maceta con altares. Tenía un gesto agobiado y llevaba sobre el hombro un cuenco de barro con agua. Prax le preguntó en singalés por qué lo hacía, y ella le respondió que su esposo la había abandonado, que estaba rezando y haciendo penitencia para que regresara.

Estaban en esa conversación cuando el viajero volvió a ver a la mujer de blanco. Se había acercado a uno de los altares del árbol y esparcía pétalos blancos. Tendría unos treinta años. El cabello negro le caía en cola de caballo hasta la cintura. El perfil de su rostro era de una belleza sobrecogedora. Cuando terminó de orar, Prax le preguntó por qué lo hacía. Como no entendía la lengua, el viajero se desentendió de la conversación y se dedicó a observarla. Su piel oscura emanaba tibieza. Tenía en la mano izquierda un puñado de pétalos blancos. La pintura rosada de las uñas empezaba a desgastarse. En la mano derecha llevaba una pulsera con esferas de colores. Su blusa blanca tenía encajes de flores blancas. Parecía tener dos o tres meses de embarazo. Su mirada dulce, capaz de comprender y de aceptar muchas cosas, revelaba que su vida no había sido fácil. Sonreía sin énfasis con las preguntas que le hacía Prax. El viajero imaginó en un instante una vida posible de la que esa mujer formara parte. Conjeturó para ambos infancias y juventudes en la isla, los caminos del destino conduciéndolos a un encuentro propicio y oportuno. Pensó en la dicha de contemplar ese rostro cada mañana al despertarse.










sábado, 2 de diciembre de 2017

Una entrevista

A propósito de "Resplandor", 
una entrevista de Catalina Rodríguez Herrera, 
para la edición especial sobre novela histórica
de la revista "Mohán", del Departamento de Literatura
de la Universidad Nacional de Colombia.











jueves, 10 de noviembre de 2016

A Search for Meaning

A presentation of "Santa María del Diablo" and "Resplandor", 
at the Community of Scholars.

State University of New York
November 10, 2016.



This is not the first time that I have been part of a broken society.
If you have watched the series “Narcos”, you have heard about a city in Colombia named Medellín.
I was born in Medellín. I lived there in the 80’s and 90’s, when it was one of the most violent cities in the world. The violence I saw was not a TV show, but a painful reality. In that city, at that time, human life lost its value and dignity. Almost not a single week passed without hearing the news about another acquaintance being killed. Then my aunt was killed. Then my father was killed.
When my father died, I was in my junior year in college, and I felt that my life had lost its purpose and meaning. I wanted to die.
That was the moment when literature came to my rescue.
I had been an avid reader since I was twelve years old. My favorite author was Jules Verne, and I knew that the world was much bigger than the broken city where I lived. So I decided to see the world before dying.
It took me some time, but I also decided that I would not allow my heart to be poisoned by hatred and despair.
My reaction to a hopeless world was searching for meaning. That’s why I decided to write.

Over the last couple of years, I have published two historical novels that reflect my own personal quest.
 “Santa María del Diablo” tells the story of the first Spanish settlement in continental America, Santa María del Darién. 
Santa María was located in the jungles between today Colombia and Panamá. The city became the center of a genocide in which nearly two million native Americans were murdered in less than fifteen years.
The town disappeared, after fifteen years, as a consequence of greed and internal conflicts.
I read many books, in order to write “Santa María del Diablo”; but my own personal experience in Medellín was enough to describe a society that destroys itself by forgetting the meaning of life.

Six months ago I published another historical novel, “Resplandor”, that seems to have no connection with “Santa María del Diablo.”
But they are closely related, like heads and tails in a coin.
“Resplandor” spans over a period of twenty-five centuries. It tells the story of Siddharta Gautama, the Buddha. It also tells the story of the Chinese monk, Fa Hsien, who during the fifth century AD traveled to India and Sri Lanka in search of sacred Buddhists texts. Finally, it tells the story of a contemporary traveler who escapes from a broken society and goes to Sri Lanka, with the intention of dying there. In the end, instead of finding death, the traveler experiences a sense of being born again, and finds meaning and purpose in life.
It took me more than thirty years to write “Resplandor”. I had to read many books: The Arabian Nights, The Travels of Marco Polo, the Ramayana, Thomas Merton’s Journals. I had to find my path among different cultures, languages and traditions. I also had to pour my soul in the pages of my book in order to convey the message that we can chose not to embrace greed, hatred or violence.

It is a privilege to be a part of an academic community which values other languages and recognizes creative writing as a scholarly work.
I’m happy to work for a college that appreciates the role of the arts and humanities in healing our society.
We are here to remind us that every research is a search for meaning, and that every search for meaning is a search for the meaning of life.
  
Thank you, president Kleniewski and provost Mackin, for this honor.
Thank you to my colleagues of the School of Arts and Humanities.
Congratulations to the community of scholars for your achievements.





domingo, 28 de agosto de 2016

lunes, 13 de junio de 2016

Resplandor en la Filbo 2016

Presentación de la novela "Resplandor" (Ediciones B Colombia) durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016. 
Una conversación del autor con Esteban Carlos Mejía.
Abril 23 de 2016. Salón Josefa del Castillo.







miércoles, 1 de junio de 2016

domingo, 17 de abril de 2016

Como almas en pena

Un fragmento de Resplandor (Ediciones B)
La novela será presentada en la Feria del Libro de Bogotá,
el sábado 23 de abril a las 4 p.m.
Conversatorio con Esteban Carlos Mejía.
Auditorio Madre Josefa del Castillo.




Es la noche de Año Nuevo. El primer sol no ha salido todavía. Junto a las taquillas de la estación de trenes de Colombo hay una multitud que se apretuja. Hay una urgencia inexplicable en todo el mundo. Todos quieren llegar a su destino. En medio del tumulto está el viajero, levemente angustiado, algo desconcertado. En el lugar de donde viene la gente no se agolpa: todos esperan su turno, pacientes, civilizados.
El edificio principal de la estación es un caserón enorme que poco habrá cambiado en los últimos cien años. Las paredes y los techos no ocultan sus remiendos ni los trazos caprichosos de la humedad en el aire. El viajero vuelve a sentir que la distancia que lo separa de su mundo —de esos mundos que resultaron siendo suyos por elección o por nacimiento— no es sólo geográfica. Hay algo en el ambiente de Sri Lanka que lo hace sentir que cae hasta tiempos remotos, que regresa de un sueño, de una ilusión sin gracia.
El lugar está aún en tinieblas, y el viajero intenta abrirse paso, desatar ese nudo de gente exaltada. Una lámpara del alumbrado de la calle arroja una luz débil que apenas sirve para delinear las sombras. Los cuerpos se juntan y se empujan. Los rostros de ojos negros se hablan y se responden, se escupen sus alientos sazonados.
El viajero se pregunta cómo podrá llegar a la taquilla —donde el tumulto se eleva como una ola, y algunos se alejan triunfales pisando cabezas—, para no perder el tren de las seis de la mañana. El reloj de brazos fosforescentes le dice que el tiempo apremia —lo compró al otro lado de la calle, en el Pettah, la primera vez que visitó Colombo—. Sonrió al recordar el precio irrisorio. También su morral lo compró allí —se lo acomoda en el pecho—. Siente la alegría soberbia de saberse ligero de equipaje. Vuelve la atención a las angustias de ese instante. Muchos vinieron a Colombo a celebrar con sus familias la noche de Año Nuevo. Ahora procuran regresar.
En medio de ese amasijo de brazos y de piernas, el viajero intenta serenarse. Piensa que todo saldrá bien, que en las taquillas venderán los boletos a tiempo para que todos tomen sus trenes. Se dice que el asunto será sólo un contratiempo pasajero, otra anécdota curiosa que podrá contar a su regreso. Si regresa. Si no muere en Sri Lanka. Si no es que ya está muerto. Siente la improbabilidad y la rareza de lo que está viviendo: ese instante perdido en la vida de un hombre perdido en la vida de un mundo perdido en un vasto universo perdido.
Incapaz de moverse a voluntad, decide tener paciencia. Mira los rostros oscuros, los ojos de terror que parecen flotar en aguas fosforescentes. Aprecia la música de ese coro de voces que no entiende. Vuelve a la meditación fugaz de los últimos días. Se repite: “Estoy en Sri Lanka”. Se dice que pronto hará dos semanas que llegó. Hace un breve inventario: Punta Galle y Colombo, Makola y Kelaniya, la montaña de Adán, Gampola con Sunethra, Kandy la incandescente. Sabe que en esos días han pasado más cosas que en el casi medio siglo que lleva en este mundo. Piensa que parece estar escrito, en algún libro allá en el Cielo, que la luz del primer día del año lo encontrara perdido en ese mar de gente, en la estación de trenes, de donde partiría a otro sitio entrañable y aún no visitado: Anuradhapura, la imponente y voluptuosa primera capital, allí donde llegaría, dieciséis siglos tarde, a su cita con Fa Hsien.
Pero antes de llegar a Anuradhapura tenía que llegar a la ventanilla de la estación, y el tiempo transcurría; y en lugar de avanzar, retrocedía. Por un momento, consideró aceptar su derrota: esperar hasta que fuera imposible abordar el tren, buscar zafarse de ese enredijo de gente y regresar en bus a casa de Mala y de Praxíteles, para arrojarse en el sofá de la sala y decir —como la zorra— que, al fin y al cabo, las ganas de visitar Anuradhapura no eran tantas. También Merton se quedó sin visitarla; pero en ese mismo instante era igual de difícil darse por vencido que seguir intentando llegar a esa taquilla, donde se formaba una montaña de hombros y cabezas y brazos que extendían billetes y bocas que les gritaban a los agobiados funcionarios.
El hombre que estaba delante se volvió para hablarle e indicarle con gestos enfáticos que tres amigos suyos que acababan de llegar tenían todo el derecho de incorporarse con él a la fi la. ¿Qué podía decir? No hablaba singalés. Stuti, la única palabra que sabía no había sido necesaria en esa isla hasta cuando llegaron los europeos a adueñarse de todo. Era poco probable que el hombre entendiera alguna cosa de su inglés aparatoso o de su latín mostrenco. De inmediato sintió que lo empujaban. Miró atrás y vio cuatro o cinco rostros enfurecidos que le hablaban con manoteos dificultosos. Temió que ocurriera una tragedia. “Una avalancha de gente como las que ocurren en La Meca”, pensó. Esa muerte no la había considerado. Imaginó su nombre en la lista de las víctimas que darían los noticieros. Imaginó las reacciones de conocidos y parientes al otro lado del mundo. Entonces alzó la mirada al techo manchado de humedad, vio las ruinas polvorientas de una vieja telaraña, y se resignó a que lo arrastrara ese vaivén de almas en pena.




lunes, 11 de abril de 2016

Noticias de Resplandor, la historia de un monje que buscaba un libro.

Una reseña de Esteban Carlos Mejía en Vivir en El Poblado. Abril 22 de 2016.


Leer la reseña en Vivir en El Poblado



Una entrevista de Ángel Castaño Guzmán, en Arcadia.
Abril 11, 2016.


Leer la entrevista en Arcadia.


Una entrevista para la emisora Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, durante la Feria del Libro de Bogotá 2016.



Libro recomendado en El Colombiano.



En la Librería Nacional de Unicentro y Hacienda Santa Bárbara en Bogotá.
Abril 1, 2016.





Abril 1, 2016





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La primera reseña



Leer la reseña de Gustavo Colorado en miblog-acido.


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Marzo 4 de 2016: Ya existe!! Pronto estará en librerías.






viernes, 1 de abril de 2016

Resplandor

La columna de Vivir en El Poblado


En enero de este año publiqué aquí un breve fragmento de una novela cuya escritura estaba a punto de terminar. El fragmento hablaba de unos monjes que escapaban en la noche para internarse en el desierto. Esa vez no di detalles sobre la historia o su contexto; solo había ese grupo de fugitivos internándose en una noche oscura. Ahora que la novela se encuentra en librerías, quiero hablar de aquello que los lectores encontrarán entre sus páginas y del largo camino que me llevó a escribirla.
Si alguien me preguntara de qué trata, diría que es la historia de un monje que buscaba un libro. A finales del siglo cuarto (399 D.C) el monje chino Fa Hsien se hallaba en el monasterio de Cang-han (hoy conocida como Xian) y desde allí emprendió uno de los viajes más asombrosos de que se tenga noticia. Descontento con las versiones incompletas y las malas traducciones, partió en compañía de otros monjes y se dirigió a la India en busca de los libros de disciplina del budismo. Los monjes bordearon la región del Tibet, atravesaron el desierto y siguieron hacia el oeste hasta lo que hoy son Afganistán y Pakistán. Luego descendieron a la región norte de la India y sur del Himalaya. Allí visitaron los lugares donde mil años atrás había transcurrido la vida de Siddhartha Gautama, también conocido como el Buda.
Fa Hsien realizó en solitario la parte final de su periplo, porque sus acompañantes murieron o se dieron por vencidos en el camino. Llegó hasta la isla que hoy se conoce como Sri Lanka y allí vivió dos años dedicado a transcribir textos sagrados. Luego regresó a la China por vía marítima. Atravesó más de treinta países y su viaje se prolongó por catorce años. Los libros que obtuvo fueron fundamentales para el posterior auge del budismo en el extremo Oriente. Su aventura es una de las más largas y accidentadas que alguien haya tenido tratando de encontrar un libro. El testimonio de su peregrinaje –con los dragones, ángeles y espíritus que se cruzó en el camino– es, también, una de las crónicas de viajes más antiguas y fascinantes que hoy perduran.
Si ese alguien preguntón me preguntara cuánto tardé en escribir este libro, tendría que decir que cuarenta años. Puedo situar su origen cuando era niño y veía las transmisiones de Miss Universo. Fue por esos reinados que supe de la existencia de mi amada Sri Lanka (la Isla resplandeciente) y comprobé, año tras año, que sus reinas eran las de belleza más rara y las más felices. Cuando encontré la historia de Fa Hsien, en un libro de Julio Verne –y supe que Sri Lanka había sido el destino más remoto de su viaje–, empezó a gestarse la novela que acabo de parir.
La escritura empezó hace más de treinta años, cuando asesinaron a mi padre.  El absurdo y la crueldad de este valle de la muerte me hicieron pensar en morir o escapar. Incapaz de darle más dolor a mi familia,  decidí hacer de mi muerte una obra de arte. Me propuse escribir una novela a la que llamaría Morir en Sri Lanka. Por años me consolé  agregando fragmentos a la historia de ese hombre que había elegido el lugar de la tierra donde moriría.

Tuve que venir al país del sueño para encontrar versiones completas del viaje de Fa Hsien e información valiosa sobre Sri Lanka o Ceilán o Serendib (de ahí viene la palabra “serendipity”) o Lanka o Sinhala o Taprobana, ese sitio donde –según algunos– quedaba el paraíso terrenal.  Estudié los detalles de la vida del hombre que hace dos mil quinientos años consiguió despertar. Visité Sri Lanka, con la aceptación tácita de que mis palabras podían tener efecto en la realidad, para que la vibrante hermosura de la isla navegara por mis pensamientos y mi sangre. Tuve que ceder humilde y obediente a la fuerza con que el texto se resistía a ser falseado. Vi salir de mi mano pasajes más grandes que mi propio entendimiento.  Fue preciso arrancarme pedazos de alma para dejarlos en el papel. Todo eso resultaba necesario para darle vida a  ese relato que un puñado de lectores ahora tiene entre las manos.

Texto publicado en Vivir en El Poblado, el 1 de abril de 2016.















martes, 29 de marzo de 2016

Resplandor en la Feria del Libro de Bogotá

La novela Resplandor será presentada en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 
el sábado 23 de abril de 2016, a las 4 pm 
en el auditorio Madre Josefa del Castillo.

La presentación estará a cargo de Esteban Carlos Mejía.


Ver la página del autor en el sitio web de la Filbo.




Firma de libros...






martes, 1 de marzo de 2016

jueves, 25 de febrero de 2016

Resplandor

Publicada por Ediciones B, 
la novela Resplandor será novedad editorial de marzo de 2016.


A finales del siglo cuarto (399 d. C.), el monje chino Fa Hsien emprendió uno de los viajes más asombrosos de que se tenga noticia. Partió de Chang-han y, en compañía de otros monjes, se dirigió a la India en busca de los libros de disciplina del budismo. Los monjes bordearon la región del Tibet, atravesaron el desierto y siguieron hacia el Oeste, hasta lo que hoy son Afganistán y Pakistán. Luego descendieron a la región norte de la India y sur del Himalaya. Allí visitaron los lugares donde mil años atrás había transcurrido la vida de Siddhartha Gautama, el Buda.
Fa Hsien realizó en solitario la parte final de su periplo, porque sus acompañantes murieron o se dieron por vencidos en el camino. Llegó hasta la isla que hoy se conoce como Sri Lanka, y allí vivió dos años dedicado a transcribir textos sagrados. Luego regresó a la China por vía marítima. Fa Hsien atravesó más de treinta países, su viaje se prolongó por catorce años, y los libros que obtuvo fueron fundamentales para el posterior auge del budismo en el extremo Oriente.
Resplandor es una mezcla de novela histórica y libro de viajes. Cuenta, por un lado, la historia del Buda y del recorrido de Fa Hsien. Aquí están los pueblos y gentes que el monje chino encontró, las condiciones extremas de su viaje y sus visitas a los sitios sagrados. Aquí también está la aventura de un viajero contemporáneo y su visita a algunos de los sitios que dieciséis siglos antes visitó Fa Hsien.
La  determinación admirable de un monje que buscaba unos libros y los aportes del budismo para el entendimiento de la experiencia humana son los temas centrales de esta historia que se extiende por más de dos mil quinientos años.


Del boletín de prensa de Ediciones B.