viernes, 27 de enero de 2017

El curioso impertinente

La columna de Vivir en el Poblado



Cuentan que en Florencia, hace ya un tiempo, vivían dos mancebos principales, de amistad tan entrañable que costaba imaginarlos separados. Crecieron juntos y tenían costumbres similares. Se llamaban Anselmo y Lotario, pero se les conocía como “los dos amigos”. Su mayor diferencia era que Anselmo se inclinaba a los asuntos amorosos y Lotario encontraba placer en las agitaciones de la caza.

Había en la ciudad una doncella tan hermosa, tan de buena familia y virtud, que hizo nacer en el enamorado corazón de Anselmo la voluntad de casarse.  Como “los dos amigos” no hacían nada sin consultarse, Anselmo pidió a Lotario consejo sobre el asunto y, ante la aquiescencia del segundo, acordaron que Lotario pediría a nombre de su amigo la mano de la doncella.