Foto Leo Matiz
Al lado de la gallina telegrafista y de Vargas el
averiguador, el planeta de la infancia lo habitaba un montón de criaturas
extrañas entre las que se encontraba la mujer de garabato. He vuelto a recordar
esta semana a la mujer de garabato, a raíz de un intercambio epistolar que he
sostenido con una de mis lectoras de Vivir
en el poblado. La semana pasada
empecé mi columna de por allá diciendo que “el internet” era una cosa
agridulce. Al día siguiente recibí un mensaje en el que se me informaba que no
se decía “el internet”, sino “la
internet”, porque se trata de una red, y que en mi posición tenía el deber de
dar un buen ejemplo a los lectores.
Confieso que mi primera reacción fue sentirme culpable.
Pero luego se me ocurrió que la precisión era más o menos imprecisa. Le
agradecí a la lectora el comentario y,
en mi defensa, le dije que todo el concepto internet también se podía traducir
como “sistema”, con toda esa familia de palabras masculinas de remoto origen
griego terminadas en “ma”, como poema o esquema o problema. También le aseguré
que no tenía la intención de menospreciar al género femenino, que me despierta
toda clase de simpatías. Poco después recibí un mensaje suyo en el que me decía
que apreciaba mi respuesta y que le parecía correcta. Esa noche me fui a dormir
tranquilo, pensando en la dulzura de mi amada. Dormí como un lirón, a pierna
suelta, pero después me levanté convertido de nuevo en un peligro social. La
lectora había consultado a un amigo suyo ingeniero de sistemas, quien había
dictaminado que el internet era mujer. Cuando logré sacudirme la culpa pude
responder:
“No dudo que tu amigo ingeniero de sistemas sabe lo que
es un sistema. Pero, como soy casi tan terco como tú, pienso que aún puedo
defenderme. Lo que en el mundo hispano se suele llamar “la red” viene del
término inglés “net”, que en su lengua original no tiene género. De manera que
nuestro atrevimiento de ponerle falda o pantalones al internet viene de la
traducción más frecuente que hacemos de net, esto es “red”, que en nuestro
mixto lenguaje, no lo discuto, es una palabra femenina. Pero, qué tal si en
lugar de la palabra red, la que predominara fuera “trasmallo”, por ejemplo, que
es una hermosa denominación que en los pueblos del Caribe le dan a lo que
los angloparlantes llaman “net”. Como ves, el hecho de que llamemos red a
la red es una cosa cultural y hasta socioeconómica. Si los costeños fueran una
potencia mundial, todos estaríamos hablando del trasmallo: ‘se me cayó la conexión
del trasmallo’, ‘voy a revisar mis mensajes en el trasmallo’.
La lectora y yo somos ahora grandes amigos. Pero he
vuelto a recordar esa historia incompleta que misia Nubia mencionaba a cada
rato: “este mugroso es más terco que la mujer de garabato”. Recuerdo que una
vez le pregunté en qué consistía la terquedad de la mujer de garabato y lo
único que me dijo es que, al morir ahogada, la mujer sacó el último dedito por
fuera del agua y dibujo un garabato. La
historia es de una ambigüedad moral inquietante: ¿por qué murió ahogada?, ¿qué
papel jugó garabato en esa muerte?, ¿cuáles fueron esas otras manifestaciones
de su terquedad? Me temo que nunca sabré
la respuesta a esas preguntas. De la mujer de garabato sólo conozco ese dedito
arqueado, pero ha tenido una influencia decisiva en mi vida, ignoro si para
bien o para mal. En cuanto a la lectora que se empeña en que yo sea un buen
ejemplo, pensamos reunirnos en un cibercafé. Tenemos decidido agarrar al
internet y entonces subir su falda o bajar sus pantalones, ese método
antiquísimo y todavía infalible para saber si una cosa es ella o él.
Oneonta, septiembre de 2010.
Publicado en el periódico Centrópolis.
A garabato no le gustaba que le dijeran ese sobrenombre, pero su mujer le decía "garabato", un día no se aguantó y la tiró al Río Cauca, le gritaba - No me digas así o no te saco, pero ella como buena terca le seguía gritando "garabato", hasta que ya se estaba ahogando y solo sacaba el dedo índice para señalarle con el dedo que era garabato, así murío.
ResponderEliminarExcelente anécdota y el comentario anterior exactamente así me lo contó alguien bien
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