Avanzada, Colima – México, noviembre 20 de 2010
Palabras más…
Gustavo Arango Toro: Entre Periodismo y Literatura
Carlos Diez
Periodista. Doctor en
Ciencias Sociales y Políticas. Catedrático Universidad de Colima. cardiez@ucol.mx
Para
empezar, permítame amigo lector decirle por qué mi tema de hoy, tiene nombre
propio. Gustavo Arango Toro es un escritor colombiano que acaba de ganar el
Premio Internacional de Literatura Letras del Bicentenario, y visitará a México
durante la próxima semana. Viene como invitado a la Feria Internacional del
Libro –FIL –, de Guadalajara, a presentar El
origen del mundo, la novela que le
permite un reconocimiento literario más de los que ha logrado en sus cercanos
cuarenta y cinco años. Pero lo mejor de su visita es que estará en la Facultad
de Letras y Comunicación el próximo viernes en la mañana.
Tuve
el gusto de conocer al escritor cuando daba sus primeros pasos de manera sólida
en las letras. Lo conocí en Medellín, estudiamos en la Facultad de Comunicación
Social de la Universidad Pontificia Bolivariana. Iba un año más adelante que
yo, pese a que lo rebaso en edad. Esta diferencia y mi gusto por leer y
escribir, me dieron la oportunidad de acercarme a su círculo y a otros
estudiantes de Comunicación y Periodismo que hoy son importantes periodistas y
catedráticos investigadores.
Gustavo
leía y gustaba en particular de Julio Cortázar. Escribió su tesis sobre él, un
trabajo que a la postre se convirtió en su primer libro, publicado por la
editorial de la misma universidad a la cual fuimos, la UPB. No olvido su
título: Un tal Cortázar. Recuerdo de aquella época a Julio, se me escapa su apellido
mientras escribo estas líneas desveladas, a quien admirábamos por ser nuestro
tutor en Periodismo y muy adelantado en esta materia. Julio era de los buenos
en el área del periodismo, en mi generación y gran amigo de Gustavo.
A
Julio fue el primero que oí hablar de la estética del reportaje, Gustavo,
periodista y literato, también hablaba del tema. Sabían de Truman Capote y Tom
Wolf tanto como de García Márquez o Tomás Eloy Martínez. Julio se tituló primero.
Arango Toro se tituló con un gran reportaje de profundidad, con una estética
literaria de enorme calidad. Yo los admiraba y los sigo admirando
profundamente. No sé qué pasó con la vida y la carrera de Julio, pero de
Gustavo Arango Toro sí puedo decir que siguió una carrera periodística firme, acompasado
por su ritmo literario, y ha logrado en veinte años lo que a tantos les ha
costado la vida entera.
Gustavo
se sorprendió cuando, recién egresado y titulado, me acerqué a él para pedirle
que me asesorara en mi trabajo de investigación. Aceptó y nos reunimos de vez
en cuando para que revisara mi trabajo. Luego viajó a Cartagena de Indias
adonde le hablaba por teléfono para las asesorías. Yo le mandaba por correo
ordinario mis avances, no había otra cosa en aquella época, y luego me
comunicaba con él para acelerar el proceso de asesoría. Fue rápido. Supe que
allí se había vinculado como periodista ‘al periódico El Universal’, mismo que
fue cuna periodística de Gabriel García Márquez. No nos hemos visto más. Cuando
leí que ganó este premio literario tan importante en México, le escribí para
felicitarlo e invitarlo a los festejos por el treinta aniversario de la
Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.
Gustavo
trabaja hoy como profesor en la Universidad de New York y es PhD en Literatura
Latinoamericana y Teoría Literaria.
Restablecimos
el contacto por correo electrónico con mi asesor de tesis y nos dará algunas
primicias en Colima, lo cual le sirve para promocionar su obra. Y digo obra, no
por su premiada novela, sino por una vasta producción que viene en cascada a
partir de 1987, pues luego de Un tal
Cortázar (1987),publica otro texto que fue bien recibido por la crítica, Bajas pasiones (1990), un texto que se
compone de treinta y tres relatos y sobre el cual Erasmo Hernández González,
académico colombiano que ha seguido la producción de Arango, manifestó que los
cuentos “presenta varios temas, que son
la infancia 'mágica', la vejez, la muerte, el amor imposible, la violencia, las
ilusiones rotas, los trastornos mentales, la vida doméstica, la fantasía, el
erotismo, el olvido, la vida como repetición y la imposibilidad de la
amistad. Estos temas podrían, a su vez,
reclasificarse pedagógicamente en la infancia 'mágica', el absurdo existencial
y escenas de casa, aunque los argumentos sean muy distintos en cada relato y
las técnicas narrativas muy similares”.
Entre
1993 y el año 2000, Gustavo publicó los libros: Su última palabra fue silencio, Un ramo de nomeolvides: García Márquez
en El Universal, Retratos (una
entrevista con Álvaro Mutis que le dio el Gran Premio Antonio J. Olier de
Periodismo (Cartagena, 1994), y Criatura Perdida. Con el nuevo siglo su
creatividad siguió en crescendo y publicó La
voz de las manos: Crónicas sobre escritores latinoamericanos, La risa del
muerto (Premio Internacional de Novela Marcio Veloz Maggiolo, 2002, Casa de
la cultura dominicana, Nueva York), El
país de los árboles locos, Vida y opiniones de Wenceslao Triana, Las profundas
cavernas del sentido: Nuevas opiniones de Wenceslao Triana, Unos cuantos tigres
azules, Regreso al centro (Notas de prensa), Una noche en el bosque, El más absurdo de todos los personajes,
Impromptus en la isla y el origen del mundo.
El
personaje principal de su novela tiene mucho de autobiográfico y se llama
Magnífico Delgado, un profesor de Literatura involucrado en una trama novelesca
que “a mí modo de ver tiene un prosa original. Tienen momentos en los que hace
metáforas e imágenes muy singulares. No la calificaría de una prosa poética,
pero es una prosa que se deja vencer en varios momentos por la imagen poética.
Tiene chispazos constante y a mí me parece que es un acierto”, de acuerdo con
lo dicho por Tomás Granados Salinas, coordinador editorial del Fondo de Cultura
Económica, y uno de los especialistas que calificó las más de cincuenta obras
que se presentaron a concurso.
Por
su parte, Mario González Suárez, director de la SOGEM (Sociedad General de
Escritores de México), quien también fue jurado, manifestó que El origen del mundo “es una novela que
tiene un planteamiento original, respeta sus propias reglas y las lleva hasta
sus últimas consecuencias. Ciertamente es una novela en la que yo encuentro el
mejor oficio literario. Muchas veces es una novela que se deja leer, es una
novela interesante. Va contando una historia que avanza, que acierta. Si esto
no basta, creo que El origen del mundo no
cuenta una sola historia, sino que cuenta tres historias dentro de la novela,
con mucha solvencia literaria, con mucha puntualidad. Y, pues, nos pareció la
mejor…”
Habría
mucho más por hablar de este hombre de letras y Periodismo, ámbito éste último
en el que también ha sido galardonado con el más importante reconocimiento en
Colombia, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, pero dejemos que sea
el propio lector quien venga y lo conozca este viernes próximo en la Facultad
de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.
Solo
me resta decir que su página personal, por si gusta conocer más sobre el autor y
su obra o, incluso, puede bajar algunos libros y textos periodísticos suyos, es
http://employees.oneonta.edu/arangog/
Y no podría dejar este corto tejido sin un remate,
pues aprendí que Dios hizo al hombre común de barro y con la punta de su dedo
le tocó para darle vida. A algunos, Dios les susurró al oído y les marcó
caminos para que conocieran secretos que hagan más vivible este infierno que
llamamos vida. Gustavo Arango Toro, es uno de ellos. Bienvenidas sus letras.
Bienvenido a Colima.
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