lunes, 22 de noviembre de 2010

Desde Colima


Avanzada, Colima – México, noviembre 20 de 2010

Palabras más…
Gustavo Arango Toro: Entre Periodismo y Literatura

Carlos Diez
Periodista. Doctor en Ciencias Sociales y Políticas. Catedrático Universidad de Colima. cardiez@ucol.mx

Para empezar, permítame amigo lector decirle por qué mi tema de hoy, tiene nombre propio. Gustavo Arango Toro es un escritor colombiano que acaba de ganar el Premio Internacional de Literatura Letras del Bicentenario, y visitará a México durante la próxima semana. Viene como invitado a la Feria Internacional del Libro –FIL –, de Guadalajara, a presentar El origen del mundo,  la novela que le permite un reconocimiento literario más de los que ha logrado en sus cercanos cuarenta y cinco años. Pero lo mejor de su visita es que estará en la Facultad de Letras y Comunicación el próximo viernes en la mañana.



Tuve el gusto de conocer al escritor cuando daba sus primeros pasos de manera sólida en las letras. Lo conocí en Medellín, estudiamos en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana. Iba un año más adelante que yo, pese a que lo rebaso en edad. Esta diferencia y mi gusto por leer y escribir, me dieron la oportunidad de acercarme a su círculo y a otros estudiantes de Comunicación y Periodismo que hoy son importantes periodistas y catedráticos investigadores.

Gustavo leía y gustaba en particular de Julio Cortázar. Escribió su tesis sobre él, un trabajo que a la postre se convirtió en su primer libro, publicado por la editorial de la misma universidad a la cual fuimos, la UPB. No olvido su título: Un tal Cortázar. Recuerdo de aquella época a Julio, se me escapa su apellido mientras escribo estas líneas desveladas, a quien admirábamos por ser nuestro tutor en Periodismo y muy adelantado en esta materia. Julio era de los buenos en el área del periodismo, en mi generación y gran amigo de Gustavo.

A Julio fue el primero que oí hablar de la estética del reportaje, Gustavo, periodista y literato, también hablaba del tema. Sabían de Truman Capote y Tom Wolf tanto como de García Márquez o Tomás Eloy Martínez. Julio se tituló primero. Arango Toro se tituló con un gran reportaje de profundidad, con una estética literaria de enorme calidad. Yo los admiraba y los sigo admirando profundamente. No sé qué pasó con la vida y la carrera de Julio, pero de Gustavo Arango Toro sí puedo decir que siguió una carrera periodística firme, acompasado por su ritmo literario, y ha logrado en veinte años lo que a tantos les ha costado la vida entera.

Gustavo se sorprendió cuando, recién egresado y titulado, me acerqué a él para pedirle que me asesorara en mi trabajo de investigación. Aceptó y nos reunimos de vez en cuando para que revisara mi trabajo. Luego viajó a Cartagena de Indias adonde le hablaba por teléfono para las asesorías. Yo le mandaba por correo ordinario mis avances, no había otra cosa en aquella época, y luego me comunicaba con él para acelerar el proceso de asesoría. Fue rápido. Supe que allí se había vinculado como periodista ‘al periódico El Universal’, mismo que fue cuna periodística de Gabriel García Márquez. No nos hemos visto más. Cuando leí que ganó este premio literario tan importante en México, le escribí para felicitarlo e invitarlo a los festejos por el treinta aniversario de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.

Gustavo trabaja hoy como profesor en la Universidad de New York y es PhD en Literatura Latinoamericana y Teoría Literaria.

Restablecimos el contacto por correo electrónico con mi asesor de tesis y nos dará algunas primicias en Colima, lo cual le sirve para promocionar su obra. Y digo obra, no por su premiada novela, sino por una vasta producción que viene en cascada a partir de 1987, pues luego de Un tal Cortázar (1987),publica otro texto que fue bien recibido por la crítica, Bajas pasiones (1990), un texto que se compone de treinta y tres relatos y sobre el cual Erasmo Hernández González, académico colombiano que ha seguido la producción de Arango, manifestó que los cuentos “presenta varios temas, que son la infancia 'mágica', la vejez, la muerte, el amor imposible, la violencia, las ilusiones rotas, los trastornos mentales, la vida doméstica, la fantasía, el erotismo, el olvido, la vida como repetición y la imposibilidad de la amistad.  Estos temas podrían, a su vez, reclasificarse pedagógicamente en la infancia 'mágica', el absurdo existencial y escenas de casa, aunque los argumentos sean muy distintos en cada relato y las técnicas narrativas muy similares”.

Entre 1993 y el año 2000, Gustavo publicó los libros: Su última palabra fue silencio, Un ramo de nomeolvides: García Márquez en El Universal, Retratos (una entrevista con Álvaro Mutis que le dio el Gran Premio Antonio J. Olier de Periodismo (Cartagena, 1994), y Criatura Perdida. Con el nuevo siglo su creatividad siguió en crescendo y publicó La voz de las manos: Crónicas sobre escritores latinoamericanos, La risa del muerto (Premio Internacional de Novela Marcio Veloz Maggiolo, 2002, Casa de la cultura dominicana, Nueva York), El país de los árboles locos, Vida y opiniones de Wenceslao Triana, Las profundas cavernas del sentido: Nuevas opiniones de Wenceslao Triana, Unos cuantos tigres azules, Regreso al centro (Notas de prensa), Una noche en el bosque, El más absurdo de todos los personajes, Impromptus en la isla y el origen del mundo.

El personaje principal de su novela tiene mucho de autobiográfico y se llama Magnífico Delgado, un profesor de Literatura involucrado en una trama novelesca que “a mí modo de ver tiene un prosa original. Tienen momentos en los que hace metáforas e imágenes muy singulares. No la calificaría de una prosa poética, pero es una prosa que se deja vencer en varios momentos por la imagen poética. Tiene chispazos constante y a mí me parece que es un acierto”, de acuerdo con lo dicho por Tomás Granados Salinas, coordinador editorial del Fondo de Cultura Económica, y uno de los especialistas que calificó las más de cincuenta obras que se presentaron a concurso.

Por su parte, Mario González Suárez, director de la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México), quien también fue jurado, manifestó que El origen del mundo “es una novela que tiene un planteamiento original, respeta sus propias reglas y las lleva hasta sus últimas consecuencias. Ciertamente es una novela en la que yo encuentro el mejor oficio literario. Muchas veces es una novela que se deja leer, es una novela interesante. Va contando una historia que avanza, que acierta. Si esto no basta, creo que El origen del mundo no cuenta una sola historia, sino que cuenta tres historias dentro de la novela, con mucha solvencia literaria, con mucha puntualidad. Y, pues, nos pareció la mejor…”

Habría mucho más por hablar de este hombre de letras y Periodismo, ámbito éste último en el que también ha sido galardonado con el más importante reconocimiento en Colombia, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, pero dejemos que sea el propio lector quien venga y lo conozca este viernes próximo en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima. 

Solo me resta decir que su página personal, por si gusta conocer más sobre el autor y su obra o, incluso, puede bajar algunos libros y textos periodísticos suyos, es http://employees.oneonta.edu/arangog/

Y no podría dejar este corto tejido sin un remate, pues aprendí que Dios hizo al hombre común de barro y con la punta de su dedo le tocó para darle vida. A algunos, Dios les susurró al oído y les marcó caminos para que conocieran secretos que hagan más vivible este infierno que llamamos vida. Gustavo Arango Toro, es uno de ellos. Bienvenidas sus letras. Bienvenido a Colima.







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