Llega hasta mi nariz. Se desliza y visita los abismos de mi cuerpo. Viaja a través de mí. Llega en forma de música, de vieja melodía que resuena en el silencio del cerebro. Nace en un planeta primigenio de tu cuerpo, un mundo de tempestades y de lava, de vida arrastrándose y naciendo. Me dice que me espera, que anhela el momento del encuentro, el instante en que los dos sólo seamos un intenso sacudir de dolores y moléculas. Me llama con impaciencia y nostalgia.
Y me quedo aquí cantando esas viejas melodías que me llegan al cerebro cuando huelo tu deseo.
De "La risa del muerto"
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