La columna de Vivir en El Poblado
El sur de España
tiene un encanto especial. Su historia no está libre de crueldades, pero esas
mezquitas convertidas en catedrales, esas ruinas romanas, esas infaltables
juderías, esas plazas y calles estrechas y coloridas nos recuerdan que el
hombre se hace mejor cuando las culturas aprenden unas de otras.
Por razones que
parecen obvias, el turismo prefiere a Sevilla y a Granada. Pero la joya
verdadera es Córdoba, ese territorio mágico a orillas de un incipiente
Guadalquivir y recostado a las faldas de la Sierra Morena. En Córdoba había
estado de paso y, ya que estaba en Madrid, decidí visitarla. Un bus de veinte
euros y un cuarto barato en el centro me volvieron cordobés por unos días.
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