viernes, 31 de julio de 2020

Lectores y lecturas

García Márquez: La verdad de la ficción 

Programa de la Vicerrectoría de Docencia de la Universidad de Antioquia

Viernes 31 de julio de 2020



Materiales complementarios:


Sobre la correspondencia entre Fuentes y García Márquez


Sobre una de las mujeres que inspiraron "El avión de la bella durmiente"


Poco antes de recibir el Nobel


De El Universal 



Una reseña de "Se ha puesto la luna", de John Steinbeck

El Universal, sábado 19 de noviembre de 1949, página cuarta, sección ‘Comentarios’.

La nueva edición castellana de la gran novela de John Steimbeck (sic) que está circulando, ha constituido un estruendoso éxito de librería sólo comparable a la primera entrega.

Staimbeck (sic) dio a conocer este libro durante los primeros años de la última guerra mundial, poco tiempo después de la invasión alemana a los Países Bajos. El novelista construyó una novela a base de símbolos. Por el paisaje en que se desenvuelve el proceso argumental, por el temperamento democrático y legalista de los protagonistas centrales, por las circunstancias mismas en que se presentan las situaciones dramáticas, se ha supuesto que ‘Se ha puesto la luna’ fue elaborada sobre el documental histórico de una modesta aldea noruega en el instante de la invasión nazista. Sin embargo, el hondo simbolismo que transita por la obra, su estremecida respiración humana, la voluntad de lucha y el arraigo sentido de libertad de quienes, en la aldea de la novela, sufren bajo el imperio de la barbarie totalitaria, hacen de ella una creación universal. Se justifica así que Staimbeck no hubiera tenido necesidad de situar geográficamente el escenario, ya que –en igualdad de circunstancias– habrían actuado en forma semejante y heroica los hombres de una aldea noruega o los de un villorrio americano.

A grandes rasgos, he aquí el argumento. Los habitantes de la aldea eran ciudadanos honestos, laboriosos, amantes de sus tradiciones legalistas y conformados moralmente de acuerdo con los más firmes ideales patrióticos. Puede decirse, retrocediendo por razonamiento hasta un tiempo anterior a la novela misma, que durante muchos años aquella fue una aldea feliz, mientras los diversos mecanismos oficiales estuvieron funcionando de acuerdo con los limpios procedimientos tradicionales y ajustados al criterio histórico que estaba perfectamente arraigado en la colectividad. Una aldea de hombres libres y, por tanto, una aldea tranquila, sosegada, movida apenas por un seguro impulso constructivo.

Un día, sobre la tierra fecunda del poblado, descendieron los bárbaros. Staimbeck no aclara expresamente si los invasores eran nacionales o extranjeros; pero aun aceptando el primer caso –es decir que los bárbaros fueran nacionales– habría que deducir, por el sentido del libro, por la radical diferencia ideológica con los habitantes de la aldea, que estaban adiestrados en métodos y doctrinas extrañas y que obedecían a una lejana potestad extranjera. Esa potestad, cuyo nombre se desconoce en ‘Se ha puesto la luna’, pero que los invasores, así como el mismo Staimbeck, llaman, aparatosamente, El Líder.

En nombre del Líder, pues, se instalan los bárbaros en la aldea. Ni siquiera hubo tiempo para que los modestos habitantes de ella los recibieran con sobresalto. Simplemente llegaron, dominaron dos o tres sitios medulares mientras los hombres representativos del pueblo, acostumbrados a la normalidad, distraían su domingo pescando truchas en la lagua aldeana. No hubo un disparo, no hubo un grito disonante y –media hora después– los invasores disponían que la banda rural ofreciera en la plaza pública una retrata sentimental. La música, como es lógico, se encargó de guardar las apariencias de normalidad. Más tarde se supo que la intempestiva ocupación fue posible, en virtud de la comunicación secreta que mantenía con El Líder precisamente uno de los ciudadanos que en la aldea se estimaba como el patriarca, el benefactor, el cordero pródigo, quien se había encargado de suministrar a los representantes del Líder los informes indispensables y de facilitar su embarcación a los hombres representativos del pueblo que, así distraídos, se dedicaban a la pesca cuando se realizó la ocupación.

Aprovechando su situación privilegiada, el adelantado de los invasores permitió que el ambiente de la aldea se modificara substancialmente. El bárbaro estableció un gobierno local que, a pesar de guardar las apariencias del anterior, no pudo disimular la fuerza en que reposaba su autoridad. Para disipar en los laboriosos habitantes la sensación del cambio brusco, los invasores contaron con el concurso de las antiguas autoridades, legítimamente constituidas, algunas de las cuales se prestaron para el extraño experimento de un típico “gobierno títere”. En esas circunstancias se mantuvo durante los primeros días la impresión de que las instituciones tradicionales, cuyas conveniencias sociales habían sido comprobadas durante largos años, continuaban vigentes. Pero la realidad era distinta y lo que antes fue una aldea silenciosa, entregada por entero a sus hábitos de trabajo, se convirtió de pronto en un inquietante rincón del desasosiego y el espanto.

Llega, como había de llegar, el nevado invierno europeo. El carbón empezó a escasear, los víveres no fueron suficientes y el hambre, unida a la intranquilidad del pueblo, tomó posesión de sus dominios. Todo se disolvió entonces en la aldea. Todo, a excepción de la nieve y del espíritu de libertad que tan arraigado estaba en el pueblo.

'Se ha puesto la luna' no es en realidad una novela magistral. Adolece de fundamentales defectos, como la mayoría de las obras de Staimbeck. Pero quienes la hayan leído en las innumerables aldeas noruegas, deben haber sentido restablecida ya la paz, el asombroso estremecimiento de verse identificado en cada uno de los protagonistas.


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Curiosa actuación de los rateros en el barrio Amberes

El Universal, jueves 12 de agosto de 1948, página segunda.

Desde hace varias semanas los vecinos de los barrios de oriente se quejan del estado de inseguridad en que viven por aquellos sectores a consecuencia de la falta de vigilancia policiva, lo que viene dando lugar a que los rateros operen con el mayor descaro, por no decir cinismo.

En efecto, nos refiere el señor Antonio García que en dos incursiones casi seguidas, hechas a su casa, se han llevado varias gallinas, habiendo dejado la primera vez un escrito con esta leyenda: ‘Me dejaron viudo a las dos de la mañana’, lo cual se refería al gallo sobreviviente. En la segunda vez el botín fue dos gallinas más y el gallo del cuento, pero dejaron un pollito y esta inscripción en un pedazo de papel: ‘Se lo dejamos por menor de edad’.

A otro vecino de nombre Manuel Navarro Buelvas, mientras dormía, los rateros estaban desentechándole la casa donde vive, pero uno de sus pequeños hijos sintió ruidos y los intrusos huyeron.

Como se ve, los maleantes que realizan sus fechorías en las afueras están patentando nuevos sistemas para hacer daño a la propiedad ajena y de estos sistemas son muestras los que dejamos relatados.


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Reinaugurada la Sala de

Cirugía del Santa Clara

 El Universal, viernes 18 de noviembre de 1949, primera página.

Después de introducírsele fundamentales mejoras fue reinaugurada la Sala de Cirugía del Hospital Santa Clara, bajo la responsabilidad de su director científico, doctor Nicolás Macario Paz.

A este acto concurrieron: el Síndico del Hospital, doctor Manuel Castillo Polo; los miembros de la Junta de Asistencia Social; los jefes de servicios y los jefes de clínicas del mismo establecimiento.

El Reverendo Padre Segismundo Tarval bendijo la Sala, después de lo cual el doctor Horacio Caballero Vives efectuó una intervención quirúrgica, consistente en una apendiceptomía, en la que estuvo acompañado por el practicante Hernando Castellón.

El doctor Caballero Vives estuvo feliz en su intervención, pues la paciente se encuentra ya en vías de restablecimiento total.

Posteriormente, y como acto final, todos los asistentes tomaron una copa de champaña ofrecida por las autoridades del establecimiento.



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Una carta de Gabriel García Márquez a Carlos Alemán (1950)


La carta tiene un encabezamiento manuscrito:

notengoladireccióndejuanbteenvíounacartaparaél.

El resto está escrito a máquina.

alemán escribo para contestarte el disparate epistolar que a tu vez me escribiste como estoy demasiado ocupado creo que no tendré tiempo de poner puntos comas puntoycomas y demas signos ortograficos en esta carta dificilmente tengo tiempo para poner las letras lastima que no exista la telepatia para contestarte por telepatico correo que debe ser el mejor puesto que no podria estar sometido a la censura como ya sabes estamos semanalmentehaciendocronica lo que no nos da tiempo para hacer incursiones en busca de yerbajos estupefacientes así que por lo pronto vas a tener que conformarte con picha de caiman común y corriente mientras quiebra cronica y podemos regresar a nuestros predios del hijo de la noche aurelianobuendía te manda saludes igualmente su hija remedios medio puta que se salió al fin con el vendedor de maquinas singer el otro hijo tobias tambien se metió a policía y los mataron así que solo queda la niña que no tiene nombre ni lo tendra sino a quien todos llamaran simplemente la niña todo el dia sentada en su mecedor oyendo el gramafono que como todas las cosas de este mundo se dañó y ahora se creo el problema en la casa porque lo único que sabe de herrería en el pueblo es un zapatero italiano que nunca en su vida ha visto un gramofono zapatero va a la casa y trata de martillarcomponerremendar cuerda inutilmente mientras tanto muchachito del agua yendoentrandoechandoaguasilbandopiezas gramofo en cada casa a ido diciendogramo¬fonocoronel aureliano se dañó esa misma tarde gente ha corrido vestirsecerrapuertasponersezapatospeinarse para ir a casa del coronel éste por su parte no esperaba visita pues gente del pueblo no había vuelto a su casa en quince años desde cuando se negaron enterrar cadaver gregorio por miedo a la policía y coronel insulto curas pueblo copartidarios retirose concejo y encerrose en su casa de tal suerte que solo quince años despues cuando se dañarevientacuerda el gramofono la gente vuelve a la casa y coge al coronel y a su esposa doña soledad completamente desprevenidos para que niña no llore tiene que cantarle toda la gente del pueblo las canciónes del gramofono y doña soledad se sorprende que todo el mundo sepa las piezas del gramofono sin haber ido a la casa y se descubre que era muchachito del agua quien había ido de casa en casa silbandocantando piezas para que todo el mundo las aprendiera también se sabe otras mujeres casavecineandoponiendooido contra paredes casa coronel lograron oir piezas gramofo y aprenderlas tu sabes que quince años nadie habia querido enterrar a gregorio que era esclavo del coronel y éste lo enterró solo en el patio bajo el almendro mitadvivomitadmuerto cuando ya el muerto se le habia podrido dentro de la casa pero cerro puertas y gritó cuando alguien venga a esta casa le daré agua envenenada para cuando llegaran atrevidas visitas como nadie fue la casa se llenó con el silencio que en quince años guardaron dentro de ella todas las gentes del pueblo que no fueron y coronel ha jurado nunca saldrá de su casa y cuando la casa se estaba cayendo su esposa le dijo aureliano salgamos que la casa se está derrumbando y ál dijo no se derrumbará mientras yo esté vivo y su esposa dijo pero si está cayendose y el volvió a decir no se caerá mientras yo este vivo y se muere y lo llevan a enterrar y cuando ya la gente venia de regreso del cementerio la casa se cayó y eso está muy bien son vainas durante toda la noche en que se daña el gramofono la gente habla de cosas dentro de la casa y es eso lo que hace que la casa se caiga porque el silencio era tan viejo que estaba duro y lo suficientemente fuerte como para no permitir el paso de los ruidos y entonces como los ruidos eran de mucha gente se estableció una lucha y se rompieron las paredes entre la gente que está en la casa hay dos carpinteros que discuten a lo largo de cuarenta y siete páginas sobre cómo se debe hacer una jaula y hay una mujer a quien doña soledad la esposa del coronel no conoce y cada vez que va a hablarle alguien se interpone entonces sucede que la mujer pasa toda la noche en un rincón sin hablar con nadie y cuando doña soledad apenada logra llegar donde ella ya está amaneciendo y la gente se vá está bueno son vainas son vainas tu sabes que como el hijo se mete a policía cuando la policía trae el entierro del hijo del coronel éste está sentado a la puerta como todos los días y cuando ve venir el entierro le tira las puertas en la casa está bueno son vainas es como si eso sucediera en mompos bueno eso es para que veas como va el novelon en cuanto a lo demas te dire que german alfonso figurita pasamos la vida hablandoescribiendopensandohaciendocronica pero no ya como antes bebiendoputeandofumandocigarrillosyerba porque la vida no puede ser esa si no te gusta virginia te vas al carajo a ramiro le gusta y sabe de novela más que tu así que te vas al carajo dile a ramiro que yo le debo carta pero que me escriba que en diciembre pido vacaciones en cronica y me tiene que guardar puesto en el apartamento don ramón se fue y escribió todos estamos bien tito brinqueit eduard putieit veijo fuenmayor hecho un berraco todos te saludamos y te deseamos felicespascuasprospero año nuevo tu amigo que mucho te estima gabito


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De “Blacamán el bueno, vendedor de milagros”

 

 “La verdad es que yo no gano nada con ser santo después de muerto, yo lo que soy es un artista, y lo que único que quiero es estar vivo para seguir a pura de flor de burro con este carricoche convertible de dieciséis cilindros que le compré al cónsul de los infantes, con este chofer trinitario que era barítono de la ópera de los piratas de Nueva Orleans, con mis camisas de gusano legítimo, mis lociones de oriente, mis dientes de topacio, mi sombrero de tartarita y mis botines de dos colores, durmiendo sin despertador, bailando con las reinas de la belleza y dejándolas como alucinadas con mi retórica de diccionario, y sin que me tiemble la pajarilla si un miércoles de ceniza se me marchitan las facultades, que para seguir con esta vida de ministro me basta con mi cara de bobo y me sobra con el tropel de tiendas que tengo desde aquí hasta más allá del crepúsculo, donde los mismos turistas que nos andaban cobrando al almirante trastabillan ahora por comprar los retratos con mi rúbrica, los almanaques con mis versos de amor, las medallas con mi perfil, mis pulgadas de ropa, y todo eso sin la gloriosa conduerma de estar todo el día y toda la noche esculpido en mármol ecuestre y cagado de golondrinas como los padres de la patria”.

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