Alguien,
No
es claro quien,
Asegura
que fue el viento de las rosas
O
el sudor de unas manos
O
una suma de llantos
O
el temblor de una flor humedecida.
Quizá
la soledad ayudó un poco
A llenar, desbordar,
Recipientes y vasos,
Bañeras y fuentes,
A volver
navegables
Rincones
olvidados.
La
casa está inundada,
Pasillos
venecianos,
Escalas
de cascadas,
Y
en una mesa alta,
Muy
lejos de las aguas,
Una
canoa espera
Al
pescador perdido
Por un amor sangrante.
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