martes, 30 de octubre de 2018

A puerta cerrada

La columna de Vivir en El Poblado

La imagen puede contener: planta y exterior

Admito que hay un tono de nostalgia en lo que he escrito y comparto la opinión de quienes dicen que es síntoma de vejez. Con tanta imposición por todos lados, para que seamos jóvenes del cuerpo y del espíritu, saberse y sentirse viejos es una de las pocas rebeldías que nos quedan. ¿Quién quiere rancharse para siempre en la ingenuidad y la inexperiencia?, ¿en el derroche de energía que termina al servicio de avivatos? Al refrán que dice: “Si el joven supiera y el viejo pudiera”, respondo que prefiero saber, y poder un poquito, que andar por ahí pudiendo sin saber muy bien qué hacer con tanto poder.






No hay comentarios:

Publicar un comentario