La columna de Vivir en El Poblado
Admito que hay un tono de
nostalgia en lo que he escrito y comparto la opinión de quienes dicen que es
síntoma de vejez. Con tanta imposición por todos lados, para que seamos jóvenes
del cuerpo y del espíritu, saberse y sentirse viejos es una de las pocas rebeldías
que nos quedan. ¿Quién quiere rancharse para siempre en la ingenuidad y la
inexperiencia?, ¿en el derroche de energía que termina al servicio de avivatos?
Al refrán que dice: “Si el joven supiera y el viejo pudiera”, respondo que
prefiero saber, y poder un poquito, que andar por ahí pudiendo sin saber muy
bien qué hacer con tanto poder.
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