La columna de Vivir en El Poblado
@New Statesman
Un par de hechos violentos –que ya he referido–, la muerte de
algunos conocidos y la lectura de las cartas de Séneca lograron despertar una
curiosa claridad que encontré y que perdí hace más de media vida. Es posible
pasar vidas enteras tratando de olvidar verdades intolerables. Es posible
distraerse con tareas, aumentarles la estatura, u ocuparse en distracciones,
con tal de no aceptar lo que supimos al principio: las cifras del destino,
nuestro nombre más secreto y verdadero.
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