Obra de Diego Rivera
En Siberia predomina la blancura. No solo porque suele
caer nieve ocho meses al año; también, porque entre sus habitantes es común ese
tono de piel entre amarillo y rosado que se suele llamar blanco.
“¿Por qué nos miran como si fuéramos bichos raros?”, me preguntó
mi hija, cuando estaba recién llegado, durante unas vacaciones en que vino a visitarme.
Desde entonces me hice
consciente de que, en efecto, por estos lados hay gente que me mira como si
acabara de bajarme de un platillo volador.
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