Boguereau, Las ninfas y el sátiro (1873).
–Levántate Epiménides. Hoy también nos esperan aventuras.
Él se sentó en el sofá. Tardó en volver de un sueño profundo.
–¿Qué hora es?
–La hora de organizarnos para salir.
Recordó que había estado leyendo hasta que empezaba a clarear.
–Encontré algo curioso entre las hojas sueltas. Parece que estaba considerando reunir sus historias en un libro parecido a las “Novelas ejemplares”. Hasta le tenía un título: “Novelas deplorables”.
–Interesante –dijo Xenia, arrojándole una toalla limpia que sacó del clóset–. Me pregunto a quién más puede interesarle.
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