miércoles, 20 de mayo de 2015

Carta de René Higuita

Texto publicado en El Universal, de Cartagena,
en agosto de 1993 



Que el país está jodido, todo el mundo lo sabe. Por eso las preguntas que le hicimos al arquero René Higuita no tocan directamente la situación actual ni su propia situación legal. Le enviamos un cuestionario con cincuenta preguntas y nuestra voz de aliento. Le decíamos que muchos lo apoyaban y le preguntábamos qué música le gusta o cuáles son sus platos predilectos. Le preguntamos sobre sus recuerdos y sus sueños, sobre sus alegrías y sus llantos.
Pusimos la carta con preguntas al correo y nos pasamos los días siguientes preguntándonos dónde iría esa carta, en qué manos estaría, si ya habría cruzado por las rejas y estaba en las manos del portero.
Era como arrojar al mar una botella con un mensaje.
La respuesta llegó mucho antes de lo que esperábamos.
***
“Amigo, reciba un caluroso saludo para usted y todos los que lo rodean”.
Las letras de Higuita parecen balones, su estilo es directo.
“Trataré al máximo de responderle todas sus preguntas. Aquí voy, espero comprenda mi ortografía”.
La primera pregunta del cuestionario era:
¿Qué lugar del mundo te gustaría conocer?
-Creo que en un lugar donde haya tranquilidad y paz, puede ser una finca, con ganado, caballos, como un lugar que aparente un zoológico.
De los que conoce ¿cuál o cuáles te han gustado más y por qué?
-Lugares hay muchos. Cada quien tiene su mundo. El mundo mío prácticamente se basa en mi tierra Colombia y todos los lugares que conozco y me gustaría conocer están acá en Colombia mi tierra. Yendo a la pregunta, me gusta Puerto Triunfo y Puerto Berrío, porque los conozco y se asimilan a mi mundo y a mi tranquilidad.
***
Las alegrías vienen en diferentes tamaños. Hay unas tan pequeñas que ni nos damos cuenta de que las sentimos. Hay otras, en cambio, que nos elevan hasta el aturdimiento y la tristeza.
Recibir una carta es una alegría pequeña que luego se crece o se vuelve más pequeña. De todas maneras alegra saber que hay alguien que nos recuerda.
A veces la carta trae cuentas por pagar o noticias alentadoras. A veces las cartas son de amor. A veces,  poquísimas veces en la vida, generalmente nunca, las cartas son de aquellos personajes legendarios e intangibles que han dado a nuestras vidas momentos imborrables.
***
¿Te gusta recordar? ¿Qué importancia le das a los recuerdos?
-Recuerdo todo y le doy mucha importancia a los recuerdos. Aunque me gusta recordar más las cosas buenas, para ponerlas en práctica con mi familia.
¿Qué momento o momentos de tu infancia son los que más gratamente recuerdas?
-En la vida hay momentos y momentos. Gratos e ingratos. Gratamente recuerdo que era de una familia muy pobre, que tenía que pedir los pasajes para ir a entrenar y lo más importante era que tenía una madre que trabajaba para darme lo mejor.
Hablando de tu infancia. Es común que cuando niño se sueñe con lo que se quiere ser. ¿Quisiste ser algo en particular?
-Quise ser médico pero no tenía la suficiente paciencia para estudiar. De pronto lo que  soñé, en un 95% se me ha hecho realidad.
Si pudieras ser otra cosa o si pudieras vivir otra vida, ¿qué te gustaría ser?
-Seguiría jugando al fútbol. Quisiera seguir jugando fútbol.
***
Cuando se recibe una carta de René Higuita, lo primero que uno piensa es que se trata de una mentira, de un error de nuestros sentidos o de una broma de los amigos.
Cuando se recuerda que nadie que haga ese tipo de bromas sabe lo del cuestionario, se comprende que es verdad, que Higuita ha respondido. Sí, Higuita, el futbolista aquel que ha elevado al país hasta el cielo pero también lo ha deprimido.
* * *
¿Qué personaje mundial admiras? ¿Por qué?
-Siempre he dicho que admiro a mi abuela, así no sea un personaje nacional o mundial, porque de ella he aprendido lo mejor que posee un ser humano: la humildad, la verdad, la honradez, etc.
De todos los personajes famosos que has conocido ¿cuál es el que más te ha impresionado? ¿Por qué?
-No lo conozco pero me impresiona Fidel Castro presidente de Cuba, por su personalidad.
¿Qué música te gusta? ¿Qué canción en especial y por qué?
-Toda la música me gusta ‘la Conga’ de Ricardo Montaner, la música de Vicente Fernández, ‘Paloma del alma mía’ del Gran David, ‘Solo le pido a Dios’ de Mercedes Sosa, el Binomio de Oro, etc.
¿Te gusta leer? ¿Qué libros te han gustado?
-Casi nunca me ha gustado leer, pero ahora toca; todos los libros me gustan y ahora más que nunca porque el mismo pueblo colombiano me los ha regalado. Sea la oportunidad para agradecer a todas las personas que han mostrado su solidaridad por medio de cartas y libros.
***
Lee uno el nombre René Higuita en la esquina de ese sobre azul cuadrado y recuerda la noche del 31 de mayo del año 89.
El país entero estaba en juego.
Por primera vez un equipo colombiano, Colombia, mejor dicho, tenía la posibilidad de ganar una Copa Libertadores de América.
El equipo debía ganar en el tiempo reglamentario y ganó. Vino luego el tiempo extra y se mantuvo el marcador. Finalmente llegaron los tiros desde el punto de penal  y Colombia empezó a vivir uno de los episodios más tensos y alegres de su historia presente.
Y empezó Higuita a tapar penales.
Uno, dos, tres, ya nadie recuerda cuántos.
Y sus compañeros se equivocaban al patear y él tapaba. La pelota era absorbida por sus manos, como si se le entregara.
Penal, tras penal, Colombia lloró y se rio histérica.
La gente brincaba y gritaba. Veía las lentas ceremonias de cada cobro. Algunos, en el instante preciso, se negaban a mirar.
Esa noche los relojes se pararon. En el aire se trenzaban insultos y oraciones. “Este Higuita es el mejor portero del mundo”, exclamaron algunos, intentando inútilmente moldear con sus palabras la grandeza de ese instante.
Algunos secretamente desearon que los jugadores del Nacional siguieran equivocándose, para que René Higuita lo siguiera salvando.
Pero los nervios de los hombres se fatigan y algunos suplicaban que ese infierno de esperanzas alentadas y pospuestas terminara.
Y después pateó Leonel y Colombia se abrazó.
Ese día comprendimos que también era posible derrotar a la derrota.
***
¿Cuál o cuáles son tus comidas preferidas?
-La bandeja paisa, el mondongo, la cazuela de mariscos, el ajiaco, en fin, me gusta todo.
¿Cuáles son los valores que quieres inculcarle a tus hijos?
-Que sean hombres de bien y que luchen por salir adelante en todo lo que se propongan.
¿Has pensado cómo serás dentro de veinte o treinta años? ¿Qué te gustaría hacer en esa época?
-No he pensado. Pienso más en el presente que en el futuro. Después de determinada edad, dedicarme a mi familia.
¿Has llegado a sentirte cansado del fútbol? ¿Has pensado renunciar a él?
-El cansancio del fútbol no le he sentido.  He sentido más el cansancio mental que ocasionan algunos medios periodísticos y de comunicación. Renuncio más fácil a la prensa que al fútbol.
¿Te preocupa que mucha gente te olvide?
-No, no me preocupa, al fin y al cabo la vida está muy agradecida con mi persona. Hay mucha gente que muere sin aportar un granito de arena a su patria. Yo he aportado mucho, entonces estoy tranquilo con Dios y conmigo mismo.

¿Qué retos te has puesto hacia el futuro?
-Los retos míos siempre han sido ser el mejor en lo que me proponga, seguir siendo el mejor.
¿Te gustaría escribir la historia de tu vida?
-La estoy escribiendo. Muy pronto saldrá un libro.
¿Has pensado en la muerte?
-No, en ningún momento, ni me gustaría pensar. Todavía pienso que me quedan muchas cosas para aportar a mi país.
¿Qué piensas de ella?
-No pienso nada. No se la deseo a nadie y, como anteriormente lo dije, no me gusta pensar en ella.
¿Cuántos años te gustaría vivir?
-Todos los años que mi Dios me dé.
¿Qué escribirías en tu tumba de epitafio?
-Que escriba mi familia y mi pueblo.
¿Cuáles crees que son tus mejores virtudes?
-No me gusta hablar de mí, que hablen los que me conocen.
¿Crees en el zodíaco?
-Soy muy positivo. Lo leo y si me dice cosas interesantes las creo, si no lo paso desapercibido.
¿Qué signo zodiacal eres?
-Virgo.
¿Qué características de ese signo tienes?
-Que me gusta ser perfecto y puntual.
¿Hay algún refrán que recuerdas con frecuencia?
-A un árbol sin fruto no le tiran piedras.
***
Las respuestas de Higuita llegaron en tres hojas de block rayado.
Sus frases son claras. No tienen tachones. La ‘y’ se parece a un arquero volando, la ‘i’ es como un uno que está cabeceando.
***
¿Lloras con frecuencia?
-No, pero lloran los guaduales, no vamos a llorar los colombianos que estamos llenos de sentimiento.
¿Has llorado por el fútbol?
-He llorado por el fútbol, por mi pueblo y por la injusticia.
***
Tal vez con las hojas de ese block, Higuita ha respondido a las cartas que la gente le ha mandado. Tal vez ha escrito su vida. Tal vez ha dibujado.
Es posible imaginarlo recostado en una cama, llevándose el bolígrafo a la boca, pensando y escribiendo las respuestas en las hojas.
***
¿Cuál crees que ha sido tu mejor momento deportivo?
-Todos los momentos en mi deporte han sido buenos, los mejores. Cada día que lo practico es excelente.
¿Cuáles jugadas o actuaciones son las que mejor te han hecho sentir?
-No me voy ni por momentos ni por jugadas, lo mejor es estar cada día luchando el pago por mi familia.
Antes de tu viaje a España era más evidente que te habías puesto el reto de hacer un gol de arco a arco. Recuerdo particularmente un partido con el Junior en Medellín en el que tu llegada al arco de Carrabs (tu antiguo compañero de equipo) terminó en una jugada que para algunos fue pena máxima. ¿Qué tan importante era ese reto en esa época?, ¿qué significa ahora?
-La vida está llena de retos y creo que es un reto que tengo a nivel deportivo mas no un obligación. Yo me divierto con el fútbol y todos los partidos y las jugadas tienen un significado especial.
Una de las características que mayor éxito y admiración te ha dado es el coraje para enfrentar situaciones de riesgo. ¿Para ti qué significa el miedo?
-El miedo lo tomo como respeto.
¿A qué le temes?
-A la injusticia, a la falsedad, a la mentira.
¿A qué crees que se debe tu seguridad?
-A la tranquilidad de conciencia.

***
Allí, en ese extraño episodio que le ha dado la vida, René Higuita ha tenido la oportunidad de recibir la gratitud de mucha gente para él desconocida.
Al silencio en ese sitio en el que añora la alegría de un estadio, han llegado una a una las voces distinguibles de personas que antes para él no tenían nombre, que eran sólo tribunas enloquecidas o millares de sonrisas.
Hay algo de paradójico en que tal vez sólo ahora se esté comunicando con esa multitud que lo quiere como a un hijo, un amigo o un hermano, que ha vivido sus jugadas frente a un televisor o ha gritado su nombre en los estadios.

***
Una de las relaciones más difíciles y a la vez más gratificante es la que se da con el público. ¿Cómo te sentiste cuando empezó la fama?
-Siempre me he sentido muy bien y, a Dios gracias, creo que he respondido a las expectativas de la fama.
¿Te asustó? ¿Sentiste que te hacía cambiar?
-No, en ningún momento, antes me fortaleció espiritualmente, me hacía cambiar la pobreza y me daba estabilidad económica.
            En el estadio, cuando la gente grita tu nombre, ¿qué sientes?
-Una emoción muy grande, ganas y deseos de hacer mejor las cosas.
¿Cómo definirías la fama?
-Como una responsabilidad y como una bendición de Dios.
***
Hay un lugar de la memoria en el que viven los recuerdos imborrables. Allí están nuestros seres queridos, nuestras luchas, las dichas personales y unas pocas alegrías colectivas.
Sólo el fútbol ha logrado que Colombia sea feliz.
Sólo esa rodante ceremonia ha conseguido borrar las diferencias y rencores, ha hecho que tengamos las mismas ilusiones.
Ni el líder con más carisma, ni el artista más fecundo, nos ha dado los éxtasis unánimes que nos ha dado el fútbol.
Es por eso que Higuita se ha metido en la memoria de millones de personas. A ese sitio donde habitan los recuerdos más profundos han llegado sus tapadas, las salidas de  su arco, la alegría que le ha dado a mucha gente que hoy lo apoya con sus cartas, mucha gente que le dice que lo admira, que recuerda sus jugadas, mucha gente que desea que esté fuera de la cárcel y regrese a regalarles más momentos memorables.
***
¿Quién o quiénes  han sido las personas que mejor te han aconsejado?
-Todos. Los que tengo más cerca y los que no me conocen. Quienes más me aconsejan son los técnicos, mi abuela y los directivos del Nacional. En fin, todo el mundo, porque me quieren.
¿De los futbolistas que has conocido a cuál admiras más como persona?, ¿a cuál como jugador?
-A todos los futbolistas los admiro como deportistas y como personas.
¿Si se apareciera el genio de la lámpara de Aladino qué deseos le pedirías?
-Que no hubiera guerras, injusticias, que hubiera empleo y que no hubiera tanta pobreza.
¿Qué significa para ti tu cabellera?
-Para mí es un símbolo de fe y fuerza.
¿A qué le tienes fe?
-A la biblia y a mi abuela y al pueblo colombiano.
¿Tienes supersticiones?
-De pronto en mi modo de vestir.
¿Cómo definirías a Colombia?
-Colombia es un país con gente muy buena pero desafortunadamente el gobierno no explota esas virtudes de los colombianos.

***
Y ya que cada uno conserva con cariño sus recuerdos y sus propias gratitudes, prefiero las salidas de los arcos, una en particular.
Sucedió hace unos cinco años. Higuita era famosa pero no tanto. Ya había pasado el éxito de la selección juvenil de Marroquín en Asunción y la Copa América en Buenos Aires  -donde el fútbol colombiano empezó a ser respetado-, pero quedaban faltando retos importantes. Nacional debía llegar a la Copa Libertadores para que finalmente la fama se desbordara.
Era un partido entre Nacional y Junior. El partido iba uno a uno y faltaban como quince minutos para que terminara.
Esa tarde había llovido.
El balón le quedó a Higuita en su área grande y nadie fue a presionarlo. Entonces decidió salir jugando.
Para muchos ya esas salidas eran normales.
Casi nadie recuerda en qué momento Higuita llegó a la mitad de la cancha, en qué momento siguió de largo.
De pronto, la gente empezó a salir de su embotamiento, los testigos de ese hecho empezaron a pensar que algo asombroso e inusual estaba sucediendo.
Algunos respiraron tranquilos porque pocos metros después de la mitad de la cancha, ante el naciente estupor  de compañeros y rivales, Higuita le pasó el balón al más veterano y sapiente de su equipo.
Alexis García tal vez nunca olvide esa tarde en que Higuita salió de su arco, pasó la mitad de la cancha y le entregó el balón. Tal vez nunca olvide las ganas de reír y gritar que sintió cuando vio que ese hombre de negro y de gris y melena alborotada, en lugar de regresar, avanzó a la punta izquierda y con gestos le pidió que le entregara el balón. Que se lo entregara él, Alexis de la cordura.
Y la cordura sucumbió. Alexis le dio el balón e Higuita siguió hacia el área, siguió jugando, siguió corriendo, siguió driblando rivales petrificados.
Todo el estadio se puso de pie, miraba horrorizado y fascinado ese homenaje a la desmesura. Daba ganas de llorar viendo a Higuita jugar así.
Hay momentos en la vida que duran pocos segundos y, sin embargo, es posible sentarse a recordarlos durante horas.
Higuita entró al área. Mucha gente a esas alturas deliraba. Algunos, pensando en el contragolpe, dejaban todo vestigio de sensatez: “si nos hacen gol, que lo hagan”.
En el fútbol, cuando una jugada se encumbra hasta lo divino, se acostumbra decir que la jugada pagó el partido. Yo diría que ese instante justificó haber vivido.
Es posible que otras personas tengan entre sus recuerdos una jugada distinta pero, en mi caso personal, las otras no tenían el encanto de estarlas presenciando en el lugar, de estar allí sintiendo el palpitar del corazón de ese portero que ya mira frente a frente al otro arquero y se prepara a rematar.
Luego vino la falta. Pero el árbitro, al no pitar pena máxima, no estuvo a la altura de las circunstancias.
Higuita quedó en el suelo, bajo la sombra del arco.
Permaneció allí varios minutos. Exhausto. Feliz. Oyendo la alegría de su gente, besando y oliendo la grama de su gloria, el aroma mojado de su tierra, y se dejó dormir.
Tuvieron que despertarlo para seguir el partido. Pero no hubo más partido. Ambos equipos jugaron nerviosos, sin decisión, aturdidos por lo que habían visto.
En la tribuna, la gente no paró de gritar. El juego ya no interesaba. Ya no podía haber nada capaz de superar lo que acababan de vivir. Hasta un gol, a esas alturas, podía resultar inoportuno.
La tarde terminó en medio de brazos sudorosos levantados y gritos y cojines arrojados por los aires y abrazos y besos y risas y llantos, y un propósito aturdido entre la gente, la promesa de que un día tendría que dejar el testimonio del milagro de un Higuita rutilante. Tendría que obligar a mis palabras a decir eso que vi en aquella tarde. Tendría  que mostrar ese momento en que nos dijo sin palabras que también era posible atreverse a lo más grande.
En ese momento, en esa tribuna de seres felices mirando a ese hombre de gris extendido en la grama, un Higuita pequeñito entró corriendo en cada corazón acelerado, traspasó la línea media del olvido, avanzó  por un costado, y siguió con su balón y su carrera hasta el sitio más lejano, ese sitio donde habitan los recuerdos imborrables, los seres y momentos que le han dado a nuestra vida motivos y esperanzas.
***
¿Qué será lo primero que harás cuando salgas?
-Pienso descansar mentalmente siquiera unos cinco días, si hay tiempo. Si no, directamente a seguir entrenando y a jugar.


Agosto 16 y 23 de 1993




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