viernes, 1 de noviembre de 2013

Sollozo de poesía


Cada vez que nos abruma lo irracional, cada vez que el mundo y sus criaturas nos sorprenden con su poder destructor, suele asomarse a nuestros labios la palabra absurdo. Cada vez que me veo repitiendo con ritmo de letanía: “todo esto es absurdo”, suelo buscar refugio en un pequeño libro que fue escrito hace siete décadas, cuando muchos también decían lo mismo.

En El mito de Sísifo, Albert Camus trató de interpretar el desasosiego que acompaña la vida y lo llamó el sentimiento de lo absurdo. Según él, todo ser humano llega a sentir el absurdo alguna vez en la vida y hay muchas maneras de asomarse a ese abismo: cuando nos sabemos mortales, cuando nos sentimos aislados, cuando llevamos una vida rutinaria, cuando nos descubrimos desterrados del presente, cuando seres y objetos nos revelan su extrañeza. 







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