domingo, 8 de diciembre de 2013

"El bebedor de vientos", de La brújula del deseo.


Qué parecido al vuelo.  Sobre una negrura que salta alegremente, que se esfuerza al límite sin que lo fustiguen, sin que haya que proponérselo siquiera.
Temiendo respirar, por la fuerza del viento. Pero finalmente respirando en el último momento e inhalando el huracán rasgado por los rostros frenéticos.
En cuclillas, sobre una explosión de músculos y sangre que devora praderas, que huele a sudor, a anhelante sosiego.
Atrapando las riendas como si fueran un rosario que le sirve para repetir ese nombre.
Repitiendo ese nombre.

Y bebiéndose el viento.



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