Qué
parecido al vuelo. Sobre una negrura que
salta alegremente, que se esfuerza al límite sin que lo fustiguen, sin que haya
que proponérselo siquiera.
Temiendo
respirar, por la fuerza del viento. Pero finalmente respirando en el último
momento e inhalando el huracán rasgado por los rostros frenéticos.
En
cuclillas, sobre una explosión de músculos y sangre que devora praderas, que
huele a sudor, a anhelante sosiego.
Atrapando
las riendas como si fueran un rosario que le sirve para repetir ese nombre.
Repitiendo
ese nombre.
Y
bebiéndose el viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario